CHILENISMOS
Desde la llegada de los conquistadores hispanos a América, la lengua que traían consigo fue experimentando una serie de procesos de adaptación, tanto en los planos fonético y sintáctico, como en el léxico. La lengua empleada en cada región fue adoptando rasgos singulares, fenómeno que se manifestó de manera ostensible en el vocabulario. En Chile, el germen de una conciencia de que se habla de manera diferente se encuentra en la controversia filológica de 1842. Más allá de los diversos medios informales a través de los cuales se había problematizado hasta entonces la diferencialidad del habla en nuestro territorio, no fue sino hasta la segunda mitad del siglo XIX que este fenómeno dio pie a un trabajo intelectual de carácter sistemático. Fue en esta época que vieron la luz los primeros diccionarios elaborados en Chile, dedicados a recoger las voces de uso local, el repertorio léxico de ciertas regiones específicas o, bien, de determinadas jergas.
De acuerdo a Alfredo Matus (1994), es posible establecer tres períodos históricos dentro de la producción de diccionarios en Chile. Primero, se distingue una etapa precientífica, en la cual la elaboración de diccionarios estuvo en manos de aficionados. Los trabajos de esta época se caracterizan por una fuerte impronta normativa, orientada a erradicar y corregir los llamados "vicios" del lenguaje. Si bien se introduce el concepto de chilenismo, aún no existe claridad acerca de sus alcances teóricos, en gran parte debido a la confusión persistente entre las nociones de 'corrección' y 'ejemplaridad'. Este error lleva a los autores a postular que todos los vocablos que se emplean en Chile con un valor particular deben ser rechazados, en favor de su equivalente peninsular.Destacan durante este período el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodríguez, el Manual de locuciones viciosas de Camilo Ortúzar, Voces usadas en Chile de Aníbal Echeverría y Reyes, el Diccionario de chilenismos y de otras voces y locuciones viciosas de Manuel Antonio Román, Chilenismos: apuntaciones lexicográficas de José Toribio Medina y, por último, Chilenismos de José Miguel Yrarrázaval.
A continuación, se plantea que existe una etapa de transición, en la que se impone un enfoque descriptivo, por sobre el criterio normativo predominante hasta entonces. Esta evolución guarda relación con el desarrollo práctico y teórico de la disciplina lexicográfica en el mundo y con la creciente profesionalización de la actividad. La elaboración de los diccionarios, a estas alturas, queda a cargo de equipos mixtos, compuestos tanto por especialistas en lenguaje como por aficionados. El Dicccionario del habla chilena de la Academia Chilena de la Lengua es considerado como el único exponente de esta fase de transición.Los trabajos posteriores dan cuenta de la consolidación de una práctica lexicográfica descriptiva, en la que los diccionarios se construyen como obras colectivas, realizadas bajo la tutela de lingüistas profesionales. La confección de un repertorio léxico supone, hoy en día, la aplicación de una metodología científica plenamente sistematizada.
Hasta el momento, los únicos catálogo del español de Chile que cumplen con estos estándares son el Diccionario ejemplificado de chilenismos y de otros usos diferenciales del Español de Chile, publicado por un equipo encabezado por Félix Morales Pettorino, y el Diccionario de uso del español de Chile (DUECh), lanzado recientemente por la Academia Chilena de la Lengua.En las páginas del diario El Mercurio de Valparaíso se desarrolla la llamada "controversia filológica de 1842", en la que participan Domingo Faustino Sarmiento y Andrés Bello, entre otros intelectuales.
1860
Valentín Gormaz publica sus Apuntaciones lexigráficas.
1875
Zorobabel Rodríguez publica el Diccionario de chilenismos, considerado por los estudiosos como el primer diccionario de esta índole publicado en el país.
1893
El sacerdote Camilo Ortúzar da a conocer su Diccionario manual de locuciones viciosas y de correcciones de lenguaje: con indicación del valor de algunas palabras y ciertas nociones gramaticales.
1900
Aníbal Echeverría, abogado, publica Voces usadas en Chile, obra que incorpora léxico desechado por otros diccionarios.
1901
El presbítero Manuel Antonio Román publica los artículos que conforman su Diccionario de chilenismos y de otras voces y locuciones viciosas.
1928
El intelectual chileno José Toribio Medina publica su obra Chilenismos: apuntes lexicográficos.
1945
José Miguel Yrarrázaval divulga su trabajo Chilenismos. Con éste, se da por concluida la etapa precientífica en la lexicografía chilena.
1978
La Academia Chilena de la Lengua publica el Diccionario del habla chilena, considerado como el único exponente de la etapa de transición de la lexicografía de nuestro territorio.
1984
Félix Morales Pettorino, junto a su equipo de trabajo de la Universidad de Playa Ancha, publican el Diccionario ejemplificado de chilenismos y de otros usos diferenciales del Español de Chile, dando inicio a la etapa científica en la producción lexicográfica del país.
2010
En el marco de las celebraciones del Bicentenario de la Nación, la Academia Chilena de la Lengua publica su proyecto más ambicioso: el DUECh (Diccionario de uso del español de Chile).