Instrumentos musicales Atacameños


 

Dentro de los instrumentos atacameños destacan:
 
 

La Caja Chayera, membranófono de marco cilíndrico con dos membranas de cuero atados con una soga. Estas membranas generalmente son de cuero de oveja o cabra y van sostenidas y tensadas con aros que se presionan entre sí con soga de cuero. Para la construcción del marco es común la madera de cardón, mide entre 12 y 15 cm de altura y tiene un diámetro de 30 o 40 cm. En el parche inferior, este instrumento tiene una chirlera o cuerda bordona de hilo o nylon que cruza la membrana fijando en el centro una espina de cactus o astilla de madera, que da al instrumento un sonido característico al rebotar después de cada golpe.

Su forma de ejecución es tomando la caja en la mano izquierda mediante la agarradura de soga y se percute con una baqueta llamada bajtana, "consistente en un palo de madera de cactus forrada en un extremo con lana de llamo o de oveja". Las membranas son tensadas al sol o al fuego. Este instrumento es tocado tanto por hombres como mujeres en canto solista y responsorial, en carnavales de algunos poblados en la provincia del Loa y es la base rítmica de las melodías carnavaleñas y en ella se ejecutan esquemas rítmicos casi siempre fijos.
 

El bombo es un instrumento membranófono de marco cilíndrico con doble parche utilizado en la zona atacameña. Su marco está elaborado en madera, sus parches son de cuero de cabrito u oveja. Sus medidas son generalmente cercanas a 23 cm de altura y 50 cm de diámetro. Para su ejecución se utilizan dos varillas, uno en cada mano. El músico puede estar tanto sentado como de pie. Osvaldo Cádiz explica en sus clases que este instrumento es fundamental en el acompañamiento de danzas ceremoniales o religiosas.

El pinkillo es un instrumento aerófono de origen precolombino propio de la región Aymara de Perú, Bolivia, Argentina y Chile siendo utilizado en fiestas religiosas y también por pastores. Está conformado por un tubo abierto en un extremo y con una boquilla semejante a la flauta dulce en el otro y con cuatro o cinco agujeros para digitar. Son confeccionados en caña desde épocas prehispánicas y su largo varía entre 30 y 50 cm; mientras su diámetro fluctúa entre los 2 y 4 cm. Se ejecuta verticalmente y su sonido está determinado por la embocadura.

El chorromón o chorimori es un instrumento idiófono de sacudimiento. De origen precolombino, pertenece a la cultura atacameña, consiste en doce campanas de metal de tamaño medio sin badajo, colocadas en hilera en forma de racimo, unidas por un cordón de cuero. El sonido se produce por el entrechoque de ellas. Participa en el ritual de la limpieza de canales, llamado Talatur o Cauzolor en la provincia del Loa, Norte de Chile.

El clarín atacameño es un aerófono de origen precolombino, confeccionado de caña y forrado en lana con embocadura lateral, parecido a la embocadura de la flauta traversa. Posee una extensión aproximada de un metro y medio. Participa junto al chorromón y al pututo en el ritual del Talatur.
 
Fuente: memoriachilena