Paula Jaraquemada (1768-1851)
¡Allí tenéis fuego!
Conocida por su valentía y por su fidelidad a la causa patriota, Paula Jaraquemada se ha transformado en un icono del rol de las mujeres en la lucha por la independencia de Chile.
Entre las mujeres que participaron en la gesta independentista, Javiera Carrera es una de las más recordadas. Sin embargo, su noble y preciada intervención, se asemeja a la valiosa contribución de otras patriotas que arriesgaron su vida o que trabajaron arduamente por la causa. La memoria histórica rescata la labor de otras patriotas, tales como Luisa Recabarren de Marín, Mercedes Fontecilla y Ana María Cotapos, las dos últimas esposas de José Miguel y Juan José Carrera, respectivamente. Asimismo, se rescata a algunas hijas y esposas de patriotas reconocidos. La historiografía es más ingrata con la labor patriótica de las mujeres de estrato popular, quienes numéricamente eran superiores. Es más, unas pocas trascendieron al olvido, entre ellas cuenta María Cornelia Olivares, a quien los realistas raparon cejas y cabeza en plena plaza pública por expresar su patriotismo.
Pero, si se trata de reconocimiento y afecto popular, quien secunda a Javiera Carrera es Paula Jaraquemada, mujer que gozó de una elevada instrucción por su condición social elevada. Esta valiente dama nació en Santiago en 1768 en una familia santiaguina adinerada. Sus padres fueron Domingo Jaraquemada y Cecilia de Alquízar, quien era pariente de los célebres Carrera. Aunque prácticamente se desconocen los detalles de su biografía, dos episodios que protagonizó durante la campaña independentista la consagraron como una heroína nacional.
Según cuenta la historia, hacia el final del proceso de la Independencia de Chile, cuando bordeaba los 50 años, Jaraquemada recibió al Ejército Patriota en su hacienda de Paine y los refugió tras su derrota en la batalla de Cancha Rayada (1818). Los malogrados soldados de José San Martín se recuperaron en su hacienda, allí se alimentaron y curaron sus heridas. También les suministró pertrechos y, para revitalizar las tropas patriotas, facilitó caballos y ordenó a sus inquilinos sumarse a la campaña. Se rememora esta generosa acción por la causa, pero su gran hazaña fue encarar altivamente a un oficial realista que llegó a su hacienda para abastecer a su tropa. El capitán le exigió las llaves de su bodega y ella se negó a hacerlo, concediendo, si lo deseaban, una voluntaria cooperación. El oficial hizo caso omiso de esta respuesta y nuevamente le espetó la orden. Ella no cejó y poniendo en juego su vida, acercó su pecho a las bayonetas de los soldados para aclararle al oficial que prefería morir antes que ceder. Con la misma altanería, dio vuelta un brasero con la punta de su pie para demostrar que estaba dispuesta a quemar su casa si ellos insistían en despojarle de sus bienes violentamente. Intimidados con su reacción, la soldadesca desistió de su propósito y abandonó el lugar.
Es sabido que el futuro presidente Manuel Montt, un niño en ese entonces, presenció este episodio porque visitaba en esos días a Paula Jaraquemada, su madrina. Al término de la guerra, Paula se dedicó a obras de caridad. Acudía a hospitales, hospicios y a cárceles para dar aliento a los condenados, y en lo posible intervenir para evitar las penas de muerte. También trabajó para lograr mejoras en la Cárcel de Mujeres de Santiago y finalmente creó una corporación de caridad. Murió el 9 de septiembre de 1851.
Cronología de Paula Jaraquemada
1768
Nace Paula Jaraquemada
1818
1818
Paula Jaraquemada recibe en su casa a los patriotas que fueron derrotados en la batalla de Cancha Rayada
1851
Muere Paula Jaraquemada
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